miércoles, 28 de octubre de 2009

Cuando los angeles lloran

Cuando los ángeles lloran,
en las hermosas planicies
de las dinamicas noches plutónicas.

Cuando los ángeles lloran,
tormentas de incertidumbres pasajeras,
llegan oprimiendo corazones,
de incertidumbres cegadoras.

Cuando los ángeles lloran,
muere un niño dentro nuestro,
que oprime corazones y universos,
y descompone conocimientos y oraciones.

Cuando los ángeles lloran,
crece demasiado lento,
un sentimiento imperfecto

.., de sosiego desnutrido,
de sonidos reprimidos.
Cuando los ángeles lloran.

Renzo Rubén Anconetani

viernes, 23 de octubre de 2009

Señores de la otra tierra

Señores de la otra tierra vean mi legado,
que pongo al desnudo entre sus manos.
Al estilo mas vasto del imperio inquisidor,
juzguen a mi alma, juzguenla por favor.

Y la luz como un óleo,
encendiendose de pecados y ambición,
de pesares pasajeros,
y de 30 años de dolor.

Con el mausoleo de amianto,
en las nulas riberas de mi gloria.
Tristeza es lo que escribo,
una melodía pasajera,
no es de ayer el exilio.
de este caballero empobrecido.

Señores de la otra tierra,
a ustedes les exclamo con lagrimas y simplezas,
jusguen mi alma, lean mi legado.

Señores de la otra tierra,
el viento nos cuenta su vejez,
con el clamor de la verdad,
sacrificio de unos cuantos.

Curen mis heridas, lean mi legado.
Señores de la otra tierra,
mi alma queda entre sus manos.

Renzo Rubén Anconetani

jueves, 22 de octubre de 2009

Inframundo y dolor

Decías dolor, muerte y llantos,
vago pasaje del inframundo,
detrás de muros de fuego,
y te persigue un anhelo inquisidor.

Y en esta noche, un dulce cordero;
sacrificio de largos días invernales.
Trémulos mares celestiales,
pasaje del inframundo cegador.

Oscura noche monótona de sangre,
que dices extraña y petulante;
un empujón irrevocable,
de las esquizofrenicas tristezas,
es mi muerte irremediable.

Renzo Rubén Anconetani

miércoles, 21 de octubre de 2009

Quizas algun día, ahí estare...

Me cuesta respirar,
mi cuerpo levantar,
mi alma fatigada,
mis sueños la soñaran.

Cansancio cegador,
un sueño sin color.
Días grises espantosos,
lagrimean mis ojos;
lloran. Lloro.

Estoy triste mujer,
cansado de estar cansado.
Sueño que corro,
me despierto y decaigo.

Y mi lecho esta manchado,
mis piernas adormecidas,
mi alma enrarecida.
Veo el mundo en un espasmo.

Me muero... Esperame, un poco más.

Renzo Rubén Anconetani

domingo, 4 de octubre de 2009

Ven a mi

Fabricante de ilusiones ven a mí,
abrázame fuerte; me siento bien.
Piensa en mi; sienteme.
Imaginame. Ahí estaré...

Renzo Rubén Anconetani

miércoles, 30 de septiembre de 2009

El verano se acerca

Amigos, el verano se acerca. Nos espera la playa y la arena para que corramos libres como el viento.
Destras de ella se esconden miles de secretos y bellezas que solo en un día hermosamente soleado podemos descubrir.

El cálido abrazo matutino de la arena sobre nuestros pies, las cientos de personas amontonadas cuan miles de coreografías danzantes vuelan por una suave brisa atrapante de sensaciones sin igual.

El esplendoroso sol de la mañana, las sombras vagas de la tarde, y el vetusto mar de multitudes esperan nuestra llegada.

Miles de sensaciones encontradas, decenas de alegrías capturadas. Solo ese recuerdo queda impreso en nuestra memoria.

Y les digo queridos amigos, el verano se acerca. Preparen las sombrillas y las reposeras.
El termo nunca ha de faltar, para crear una reunión entre amigos sin igual.

Amigos, el verano se acerca... Arremolinemos nuestras ancias, preparemos nuestros días pues que más da.., a disfrutar con alegría.

Renzo Rubén Anconetani

viernes, 18 de septiembre de 2009

Fiesta pueblerina

Esquirlas en mi piel,
y pañuelos en el aire.
Pintoresco amanecer,
y cantos incesantes.

Los viejos trapos del pueblo,
resuenan en el aire.
20 años de recuerdos,
guitarras, bailarines y cantantes.

Y esta vieja guitarra sin cuerdas,
que ya no suena como antes.
Lleva este corazón,
como barco sin motor,
hacia aviones kamikases.

Don Pedro, anciano pueblerino,
da comienzo al baile.
15 minutos de más,
y ya se hacía tarde.

Puntualidad nunca falta.
En el pueblo,
Alegrías y tristezas.
Fiesta pueblerina,
a mucha honra y sin bajezas.

Guitarra y bombo;
noche chacarera.

Solo falto yo,
cantante neto y compadron.
Los viejos trapos del pueblo,
y 20 años de recuerdos.

Llevan este corazón,
como barco sin motor.
Símbolo precioso,
de mi amor y devoción.

© Renzo Rubén Anconetani -Septiembre 2009

martes, 15 de septiembre de 2009

El hombre y el espejo

Hielo derretido.
Corazón derrumbado.
Lo que ha sido,
y lo que pudo ser,
ya es pasado.

Desnudo enfrento un espejo.
Pero desde el otro lado,
el reflejo es un hombre extraño.

Se encuentra solo y esta llorando.
Y la verdad es dilema de una realidad en falso.
La piel, un vidrio quebrado.
Y el mundo un pensamiento girando.

En una neblina,
sentimientos encontrados.
Difumina realidad,
dilema existencial entre mis manos.

Y la verdad es dilema de una realidad en falso.
Frente a un espejo.
Hombre en llantos.
Revela su verdad.
Oculta su pasado.

20 años y mas,
estampida de sueños,
metáfora cegadora,
de ojos lagrimosos.

De este hombre tenebroso,
con su cuerpo agitado,
su alma lastimada,
y su grito silencioso.

© Renzo Rubén Anconetani -Septiembre 2009

Ruedas de libertad

Las dos ruedas; su libertad,
y también su destino.
Esas ruedas eran su ley,
y esta misma ha desaparecido.

Pocos fueron sus años,
pero que bien vividos.
Practicó la felicidad,
sin haberle sonreído.

Afirmandole a la sociedad,
que las dos ruedas,
eran mas que una necesidad.

Cuando no importa nada.
Cuando mi mente esta agotada.
cuando ya nada tiene sentido.

Solo esta el recuerdo de esas ruedas en el camino.
El ruido estremecedor de los cuatro cilindros.
Melodías sin palabras,
que llenaban su vacío.

Sonrió a la muerte.
Siguió su destino.

Estas eran sus palabras,
que a menudo practicaba.

Como el que practica una religión.
O como el que practica la drogadicción.

La sociedad no lo entiendo.
Ni entenderá.
Que las dos ruedas eran su necesidad.

© Renzo Rubén Anconetani -Agosto 2009

domingo, 13 de septiembre de 2009

Estrellas y tristesas (poema gauchesco)

Contemplar la inmensidad del universo en una noche sin luna.
Y Navegando en un vasto mar de estrellas,
cuando mi alma sola baila con soltura.

Y entre montes y montañas,
cerros y colinas,
se distingue una marea,
que inunda sueños y alegrías.

Vasto mar de estrellas,
y universos paralelos,
que se abren en un cielo de injurias y tristesas.
Y que arraiga con pañuelos,
poncho al hombro y chacarera!!!

© Renzo Rubén Anconetani -Agosto 2009

Pecho a pecho y corazón

Deseo hacerte el amor,
como si fuera el último momento de mi vida.
Sentir tu calido abrazo,
pecho a pecho,
palpitando el corazón.
Y que guíes mi visión,
como barco a la deriva.

Torcer las agujas que consuman el calor,
de mis sentimientos tan urgentes.
Y con mis manos tocar tu corazón,
desafiando escaleras y dolor,
que se trepan en lo alto de mi mente.

Tu ternura es mi devoción,
y tu alma mi amante.
Como barco a la deriva,
pecho a pecho y corazón,
de este amor gratificante.


Tan sensato es mi corazón,
que tus labios impregnan mi memoria,
con un perfume de vanguardia,
que la consumen toda.

Y baja el ruido de mi voz,
y quítame el temor a equivocarme.
Nunca fui un experto en el amor,
enséñame el camino para amarte.

Y tu ternura es mi devoción,
y tu alma mi amante.
Como barco a la deriva,
pecho a pecho y corazón,
de este amor gratificante.


© Renzo Rubén Anconetani & Lucas Emanuel Lestard -Agosto 2009

miércoles, 19 de agosto de 2009

Y poco a poco

Con tu boca que poco a poco roza mi ternura,
y tu alma que contempla mi corazón.
Puedo vernos juntos a los dos,
y con tus labios besas mi pasión.
De una vida sin sentido y amargura.

Y tu alma que roza mi canción,
entre miedos y temores,
yo canto con pasión.
Canto y cantaré sin razón,
y a tu alma tocaré, para que encuentres mi perdón.

Y no cabe razón alguna para mi amargura,
siento en mi, que mi dolor se aleja con soltura,
y al son de esta canción,
acabaré con las ansias de mi temor.

Y poco a poco tu boca roza mi ternura,
y entre miedos y temores yo canto con pasión.
Canto y cantaré sin razón,
y tu alma tocaré, para que encuentres mi perdón.

Y ese esplendor que me inhibe por completo,
de este cuerpo desganado y deshecho.
Surge en mí como destello celestial,
y mi alma que se aleja para nunca regresar.

Y poco a poco me alejo sin querer,
de este mundo maltrecho y doloroso.
Y te digo al oído poco a poco,
canto y cantaré sin razón,
y tu alma tocaré, para que encuentres mi perdón.

© Renzo Rubén Anconetani -Agosto 2009

sábado, 15 de agosto de 2009

Poco a poco

Buscamos simplemente la sabiduría diaria de cómo encarar poco a poco las horas que pasan y añejan nuestros poco a poco marchitos cuerpos.
Una sola caricia podría evadir el desgaste otoñal como hojas que caen a la vera del camino asfaltado de nuestras vidas sin sentido.
Una sola sensación de aceptación nos convierte en los perros que somos, no exentos de nuestra propia realidad matutina, pero si haciéndonos parte del todo universal.
Babeando y regocijandonos ante las manos de nuestro amo (nuestra fachada), nos vemos inmersos en un mar denso de dudas existenciales de ser parte del todo. Sin embargo, aquellas sensaciones paralelas a nuestras emociones de nuestra fachada anhelan poder salir a la luz y declararse culpables por todos nuestros actos a futuro.
Simplemente la relación entre ambos paradigmas limita la comprensión de este autor. Yo me desligo de toda reacción causa-efecto en base a una correlatividad por mis siguientes pasos.

"Somos perros obedientes de un sistema de caricias y premios, y como todo can disfrutamos de estos por nuestra naturaleza obediente. Nuestro amo suele enojarse con nosotros y nos pega duro. Pero luego pasa su enojo como nosotros olvidamos ese fuerte golpe, para así paso siguiente volver a las manos del mismo moviendo nuestra cola y regocigandonos de alegría por una simple caricia matutina."

Poco a poco el viento se lleva todos nuestros deseos de lucha insignificantes y nuestros cuerpos que poco a poco sufren los efectos del tiempo descansan libremente de maltratos e impertinencias de nuestra cotidiana vida laboral.

Renzo Rubén Anconetani

jueves, 30 de julio de 2009

Rocío de Sauce Viejo

Como el agua que cae
En el rocío de la mañana
Sobre las hojas desteñidas
De un sauce viejo

Con el arrullo de paz
Que impera tus pisadas
Sobre la noche mal pintada
Que enfrió todos mis huesos

Cada perla de caricia transparente
Se diluye con tu aroma
Con tu risa con tu idioma
Y yo tu niño obediente

Que contempla el silencio de tus notas
Que curan gota a gota
Mis heridas tan urgentes

Y tu ternura tan violenta mendiga majestuosa
Corre lenta y presurosa por mi boca
Agitada hasta mí pecho
Y deshace paladares cuando toca
Las raíces calcinadas de mi lecho

Y no cave la razón
Cuando mi alma se rebalsa
En tu cielo que desangra
Gota a gota
Los sentidos prisioneros de su antojo

Y mi corazón
Que poco entiende lo que pasa
Se detiene cuando clavas
Los puñales tan certeros de tus ojos

© Renzo Rubén Anconetani & Lucas Emanuel Lestard -Agosto 2009

viernes, 17 de julio de 2009

Camino sobre mi paradoja

Un día me di cuenta que quiero trasmitir mi paradoja acerca de la vida como la entiendo...
Un día imagine ser un oso gris.
La vida es un camino sin fin lleno de perjuicios y piedras a la vera del mismo. Pero es un camino lleno de oportunidades.
Por lo tanto debemos ser arrogantes. Y tu me dirás, ser arrogante es malo. Y te responderé que no. Arrogar significa pedir algo que nos corresponde. Por eso, debemos arrogarle a la vida esas oportunidades.
Y he ahí una de las tantas paradojas que esto atrapa. Porque ese es el secreto de la felicidad. Aprender a capturar los buenos momentos de la vida.
Por eso debemos imaginarnos ser como los osos. Ellos esconden un secreto que emplearemos el resto de nuestras vidas.
Nuestro camino es un largo trecho sin fin, en el cual existen piedras. Estas mismas son oportunidades de vida. Y nosotros debemos entender y aprender a atrapar las mismas.
Para esto debemos meternos en la mente de un oso.

En mi búsqueda de la satisfacción personal de conocer las verdades de la vida, llegue a la siguiente teoría.

Imaginemos ser osos. Como todo oso, sabremos pescar. Es nuestra naturaleza. Como todo oso sabremos cazar.
Como todo oso, sabremos esperar, no desesperarnos, todo a su tiempo llegará.
Y he aquí mi paradoja. Nosotros como osos nos sentaremos a la vera del río, donde rompan las olas del mismo. El cual hará que salten los peces para así nosotros a la espera de este fenómeno, como oportunistas. Por tener nuestro botín de nuestro día.

Ahora, pensemos como osos. Pero caminemos a la vera de nuestro camino. Y cuando una oportunidad salte, nosotros expectantes sabremos atraparla para así poder seguir caminando a la vera de nuestra vida.

Renzo Rubén Anconetani

miércoles, 1 de julio de 2009

Analogía de la amistad

Me dirijo a lectores a modo de expresar mi siguiente opinión.
Soy hombre poco modesto.
Mi indignación es cómo ha cambiado la sociedad al correr de los tiempos. Las traiciones son cada día mas comunes, nuestras mentes se corrompen por el simple gozo del interés personal, constantemente somos bañados por falsas promesas, ya sean políticas, sociales o culturales.
Corremos contra la corriente, y terminamos ahogados en un pozo podrido de incertidumbre de saber si lo que hacemos es correcto o no.
Nuestras rutinas se vuelven cada día menos altruistas. Negamos el amor, el sentir, el querer. Nos atamos a inseguridades sobre conocer a demás personas.
No escribo esta carta a modo de crítica política. Simplemente expreso mi opinión acerca de cómo nos comportamos y nos desarrollamos a lo largo de nuestras vidas.
Digo esto para que sepan que podemos cambiar, podemos ser mejores.

[…] Que paradoja, decimos que podemos cambiar, que podemos ser mejores. Y seguimos corrompiendo los valores que día a día debemos mejorar.
Siento en lo más profundo de mi alma que desde aquella vez ya no soy el mismo, quizás mejor persona. He aprendido a quererme un poco más, y a mantener vivos aquellos valores de los que tanto he mencionado.
Siempre tuve la certeza de saber que este mundo es no bueno para mi, tampoco para ustedes, pero tenemos que aprender a vivir en el.
Loco nadie te limpia el culo, mi analogía puede que sea brusca pero es clara.
Aquellos que alguna vez significaron algo para vos y hace poco te diste cuenta que todo fue una hermosa pintura de acuarela, que al salpicarla un poco con agua sus lienzos finamente tallados se deforman, hoy en día son el fruto de tu angustia.
Animate fiera, no es el fin del mundo. Uno paga por conocer a la gente, mas paga por conocer a sus “amigos”.
Y ese es el precio por la verdad. Y como siempre es bueno saber que es preferible tener la certeza de una verdad dolorosa. Que creerse una mentira hermosamente pintada.
Por lo tanto, por más que duela no hay que dar pasos atrás. Seguir nuestro sendero y no mirar atrás nunca.

Tanto la amistad como el amor son vienes mutuos, si no hay compromiso de ambas partes, no existe tal cosa.
Por eso aquellos días que nos sintamos mal, que sintamos que nos han traicionado o humillado, pensemos que lo mejor de lo mejor es que esa persona se fue, no esta más. Si, está bien. Te dolió loco, pero.., ¿no te parece mejor no tenerlo más, olvidarte y comenzar nuevamente a construir una muralla más fuerte?
Construir un nuevo YO, un súper yo de entendimiento, saber, comprensión y conocimiento, para así saber quienes son los que nos rodean. Y el día de mañana poder vivir sobre bases finamente construidas para poder hacer de nuestra vida, nuestro universo habitable a pesar de las controversias latentes en nuestra sociedad.

Renzo Rubén Anconetani

viernes, 19 de junio de 2009

Más claro que el agua

Voy a decirte que te conozco, se como eres. Te muestras como complicado, impenetrable, pero no es así. Solo eres creador, escultor, pintor de una realidad distinta.
No te das cuenta que pintas con acuarela, y si le echas agua se difumina.
Escribes una novela basada en un cuadro sobre otro cuadro, sobre uno de ellos pintas otro nuevo.
Y es ahí donde ocultas como eres. Con ese manto bello que protege tu corazón el verdadero sentido de ese lienzo.
Ahora, cuando esa acuarela si disuelve, tu vida no es la misma.
Se expuso aquel músculo, que ese fino lienzo tapo alguna vez.
Y ahí te vemos a ti, más claro que el agua.

Gracias Euge.

Renzo Rubén Anconetani

sábado, 16 de mayo de 2009

Entre el cielo y el infierno

Esta es la historia de un hombre solitario que caminaba por el borde de la perdición.
La misma se centra en un lugar remoto, lejano e inimaginable para ninguno de ustedes lectores míos. Esta, tiene lugar en mi mente, creadora de ilusiones, pensamientos vagos y sueños inalcanzables.
La mente humana corrompe nuestros pensamientos y explota nuestra capacidad al límite de lo imaginable. En el siguiente texto llevare tu capacidad al máximo, por los sinfines de… Entre el cielo y el infierno.

Por el reborde de la perdición, por un paisaje soñado, caminaba perdido aquel hombre sin su llanto.
No sabia donde iba, solo seguía ese camino claramente pensado.
Entre el cielo y el infierno, una premonición anuncia ausencia y dolor.
Claramente este hombre, sueño pensado. Cayó en el limbo de lo no imaginado.

Su dolor es ameno a su llanto, busca una salida; dos caminos se abren a sus manos.
Entre el cielo y el infierno, hombre perdido. Paisaje bifurcado, luz y fuego.
Una musa de la perfección como este hombre lo había soñado.

Parpadeando hombre en llantos, no encuentra la salida de ese laberinto bifurcado.
Ahora ese paisaje se abre, y ve el reflejo de un niño atado.
Esta solo y esta llorando. Y al darse cuenta en un espasmo ese reflejo fue borrado.

En ese camino sin salida aquel hombre a la deriva, vio su niño interior.
Entre el cielo y el infierno, algo en el sucumbió.
Ese paisaje soñado, un sueño pensado, algo dentro de el ha cambiado.
Aquel hombre ya no llora. Aquel niño es liberado.
Entre el cielo y el infiero esta historia ha finalizado.

Renzo Rubén Anconetani

lunes, 20 de abril de 2009

Toc Toc

No hice toc toc en tu puerta.
Pase por debajo y no te diste cuenta.
Y ahora estoy aquí.
Sentado sobre ese rojo carmesí.
Palpitante al son de esa trompeta.
No te diste cuenta amor,
no te diste cuenta.

No hice toc toc, ni nunca lo haré.
Para entrar en tu corazón.
Nunca mas tendré.
Decirte al oído.
Que por mares y desiertos.
Cruzaré..,
ese hermoso paisaje.
Que siempre tendré.

No hice toc toc en tu puerta.
Pase por debajo y no te diste cuenta.
Y ahora estoy aquí.
Escribiendo este poema.
Pensando en ti.
Diciéndote al oído.
Que tu puerta abrí.
Sentimientos atrapados.
Sienten sentir.
El lenguaje del alma.
Reí, reír, reír...

Renzo Rubén Anconetani

sábado, 21 de marzo de 2009

Extraño tu recuerdo

Deseos de soledad. Sueltan mi mano.
Un día eres ángel.
Y otro eres diablo.
Juegas con el dolor.
Soy un hombre. Y estoy llorando.

Redacto esta carta.
No sueltes mi mano.
Contempla mi adoración.
Por tu cuerpo, y por tus labios.

Recordando tu aroma.
Tu risa y tu idioma.
Lineas circulares.
Palpitan en mi cabeza.
Escribiendo este poema.
Siento en mis huesos.
Que mi dolor es ameno.
A mi tristeza.

Te odio y te quiero.
Sueltas mi mano.
Y aplastas mi ego.
Y escribo confeso.
Siento mas no poder.
Con este suplicio interno.

Termino este texto.
Diciendo, te extraño y te quiero.
Espero leas esto.
En tu descanso eterno.


Renzo Rubén Anconetani

Amor

Si aprendiste a amar y amaste, seguiras amando quien sabe hasta cuando.

sábado, 28 de febrero de 2009

Tu promesa, mi promesa

Una promesa evade mis verdades mas siniestras.
Me encuentro solo, desesperado y sin salida.
Veo un dejo de luz entre miles de sombras.
Tu sabiduría inunda mis pechorias.

Segundo en la meta.
Prometo correr mas rápido.
Mi cabeza vacía.
De dolor y de tristeza.

Segundo en la meta.
Veo mi cabeza.
Inclinarse de bajeza.

Aquella promesa siniestra.
Evade mis respuestas.
Sobre aquella vez.
Que inclinaste tu cabeza.

Un gato negro en el tejado.
Anuncia cuervos revoloteando.
Signos de terror.
Aquella promesa siniestra.
Evade mis respuestas.
Benévolo pergamino.
De dolor y de tristeza.

Anuncia terror. Gato negro.
Anuncia tristeza.
De saber que te vas.
Enterrando tu promesa.

Renzo Rubén Anconetani

lunes, 23 de febrero de 2009

Llueve en mi mente

Como gotas caen sobre mi espalda,
llueve fuerte sobre mi mente.
No hace falta verlas caer,
solo quiero sentirlas llover.

Palpitan como aquel nombre que jamas olvidare.
Se sienten como ese perfume que nunca mas tendré.
Pero repican en mi mente,
como aquel ángel que dices ser.

No veo verte volver,
no veo verte caer.
Pero te veo en mi mente,
tan oscura como la noche,
tan fría como la nieve.
Hielo es mi corazón.
Sangre vuelve, late otra vez.

Y despierto en madrugada,
viendo fuerte llover.
Tras pensamientos ajenos,
que invaden mi ser.

Te sueño y soñare,
mi dulce ángel,
que dices ser.

Renzo Rubén Anconetani