miércoles, 19 de agosto de 2009

Y poco a poco

Con tu boca que poco a poco roza mi ternura,
y tu alma que contempla mi corazón.
Puedo vernos juntos a los dos,
y con tus labios besas mi pasión.
De una vida sin sentido y amargura.

Y tu alma que roza mi canción,
entre miedos y temores,
yo canto con pasión.
Canto y cantaré sin razón,
y a tu alma tocaré, para que encuentres mi perdón.

Y no cabe razón alguna para mi amargura,
siento en mi, que mi dolor se aleja con soltura,
y al son de esta canción,
acabaré con las ansias de mi temor.

Y poco a poco tu boca roza mi ternura,
y entre miedos y temores yo canto con pasión.
Canto y cantaré sin razón,
y tu alma tocaré, para que encuentres mi perdón.

Y ese esplendor que me inhibe por completo,
de este cuerpo desganado y deshecho.
Surge en mí como destello celestial,
y mi alma que se aleja para nunca regresar.

Y poco a poco me alejo sin querer,
de este mundo maltrecho y doloroso.
Y te digo al oído poco a poco,
canto y cantaré sin razón,
y tu alma tocaré, para que encuentres mi perdón.

© Renzo Rubén Anconetani -Agosto 2009

sábado, 15 de agosto de 2009

Poco a poco

Buscamos simplemente la sabiduría diaria de cómo encarar poco a poco las horas que pasan y añejan nuestros poco a poco marchitos cuerpos.
Una sola caricia podría evadir el desgaste otoñal como hojas que caen a la vera del camino asfaltado de nuestras vidas sin sentido.
Una sola sensación de aceptación nos convierte en los perros que somos, no exentos de nuestra propia realidad matutina, pero si haciéndonos parte del todo universal.
Babeando y regocijandonos ante las manos de nuestro amo (nuestra fachada), nos vemos inmersos en un mar denso de dudas existenciales de ser parte del todo. Sin embargo, aquellas sensaciones paralelas a nuestras emociones de nuestra fachada anhelan poder salir a la luz y declararse culpables por todos nuestros actos a futuro.
Simplemente la relación entre ambos paradigmas limita la comprensión de este autor. Yo me desligo de toda reacción causa-efecto en base a una correlatividad por mis siguientes pasos.

"Somos perros obedientes de un sistema de caricias y premios, y como todo can disfrutamos de estos por nuestra naturaleza obediente. Nuestro amo suele enojarse con nosotros y nos pega duro. Pero luego pasa su enojo como nosotros olvidamos ese fuerte golpe, para así paso siguiente volver a las manos del mismo moviendo nuestra cola y regocigandonos de alegría por una simple caricia matutina."

Poco a poco el viento se lleva todos nuestros deseos de lucha insignificantes y nuestros cuerpos que poco a poco sufren los efectos del tiempo descansan libremente de maltratos e impertinencias de nuestra cotidiana vida laboral.

Renzo Rubén Anconetani