Esta es la historia de un hombre solitario que caminaba por el borde de la perdición.
La misma se centra en un lugar remoto, lejano e inimaginable para ninguno de ustedes lectores míos. Esta, tiene lugar en mi mente, creadora de ilusiones, pensamientos vagos y sueños inalcanzables.
La mente humana corrompe nuestros pensamientos y explota nuestra capacidad al límite de lo imaginable. En el siguiente texto llevare tu capacidad al máximo, por los sinfines de… Entre el cielo y el infierno.
Por el reborde de la perdición, por un paisaje soñado, caminaba perdido aquel hombre sin su llanto.
No sabia donde iba, solo seguía ese camino claramente pensado.
Entre el cielo y el infierno, una premonición anuncia ausencia y dolor.
Claramente este hombre, sueño pensado. Cayó en el limbo de lo no imaginado.
Su dolor es ameno a su llanto, busca una salida; dos caminos se abren a sus manos.
Entre el cielo y el infierno, hombre perdido. Paisaje bifurcado, luz y fuego.
Una musa de la perfección como este hombre lo había soñado.
Parpadeando hombre en llantos, no encuentra la salida de ese laberinto bifurcado.
Ahora ese paisaje se abre, y ve el reflejo de un niño atado.
Esta solo y esta llorando. Y al darse cuenta en un espasmo ese reflejo fue borrado.
En ese camino sin salida aquel hombre a la deriva, vio su niño interior.
Entre el cielo y el infierno, algo en el sucumbió.
Ese paisaje soñado, un sueño pensado, algo dentro de el ha cambiado.
Aquel hombre ya no llora. Aquel niño es liberado.
Entre el cielo y el infiero esta historia ha finalizado.
Renzo Rubén Anconetani
sábado, 16 de mayo de 2009
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