Suerte de mierda

Hola.
Estaba pensando el otro día, en quien invento esos mitos de mala suerte y buena suerte. No pasar por debajo de una escalera, mas que mala suerte peor seria que se te caiga un litro de pintura o un pintor. Prefiero el litro.
O el famoso si te caga una paloma en el hombro suerte. Menos suerte es la de tu vieja que te lo tiene que lavar. Y todo esta unido, tu vieja sufre la desgracia porque tiene que lavarte la remera porque te cago esa santa paloma. Pero hizo memoria y todo encaja a la perfección ese mismo día vio un gato negro, al segundo paso por debajo de una escalera y justo llevaba un espejo y se le cayo enzima del felino y este murió.
Otro mas, tirar sal por detrás del hombro. ¿Mira si justo esta tu mama bostezado y le entro todo en la boca? Sigue la mala suerte de la vieja.
Ha, me olvidaba de este, pisar excremento de perro. Ese me encanto, ¿te imaginas ir en medio del bondi con semejante olor a caca?
Se empiezan a escuchar a lo lejos:
Heeee! Quien se cagooo!
Puf! Que olorcito!
Y después aparece tu vieja en el cuento, que es la que te limpia las zapatillas.
Diría tu vieja “un día de mierda”.
Ha, me olvidaba. Romper un foquito de luz, mala suerte supuestamente. Pero entonces los recolectores de basura se le caen piedras en la cabeza todos los días. ¿Te preguntaste alguna vez cuantos foquitos de luz se tiran por día?
Muchísimos, y los recolectores los rompen, por consiguiente tendrían mala suerte.
Que mito más boludo.
Pero lo más boludo de todo esto es que la gente ignorante se lo cree.
Esos típicos viejos de 60 para arriba que te cuentan las historias de los gnomos, las brujas, duendes y fantasmas.
Los chaqueños me gustan, en especial mucha gente del norte. Se la pasan hablando de todas esas pavadas. Que el “pompero” te va a pegar con su mano de hierro y su otra mano de paja, mano de paja tiene el viejo que te lo contó, que de tanto hablar huevadas no tiene otra cosa que hacer que halársela un poco.
Y después aparece tu vieja otra vez para decir:
Renzo andate a dormir y dejate de joder.

Renzo Rubén Anconetani.