Deseos de soledad. Sueltan mi mano.
Un día eres ángel.
Y otro eres diablo.
Juegas con el dolor.
Soy un hombre. Y estoy llorando.
Redacto esta carta.
No sueltes mi mano.
Contempla mi adoración.
Por tu cuerpo, y por tus labios.
Recordando tu aroma.
Tu risa y tu idioma.
Lineas circulares.
Palpitan en mi cabeza.
Escribiendo este poema.
Siento en mis huesos.
Que mi dolor es ameno.
A mi tristeza.
Te odio y te quiero.
Sueltas mi mano.
Y aplastas mi ego.
Y escribo confeso.
Siento mas no poder.
Con este suplicio interno.
Termino este texto.
Diciendo, te extraño y te quiero.
Espero leas esto.
En tu descanso eterno.
Renzo Rubén Anconetani
sábado, 21 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)